Mujeres empresarias en Brasil

En este blog examinamos específicamente la situación de la mujer empresaria en Brasil. Tanto si está expandiéndose, invirtiendo o iniciando una nueva aventura empresarial allí, este blog le indicará algunas de las cuestiones centrales que son relevantes para sus necesidades en este momento.

Las mujeres de Brasil han dado pasos de gigante en las últimas décadas. Desde que la primera mujer presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, llegó al poder en 2011, la posición de las mujeres en el mundo empresarial ha mejorado significativamente. Las mujeres han sido capaces de reducir significativamente la brecha educativa y, de hecho, ahora se gradúan a un ritmo más rápido que sus homólogos masculinos. En el mundo de los negocios, sin embargo, específicamente cuando se trata de ocupar puestos de alto nivel, Brasil todavía se está quedando atrás desde una perspectiva global.

Si echamos la vista atrás en la historia de la mujer empresaria en Brasil, en 2011 casi el 45% de la mano de obra total estaba compuesta por mujeres. Sin embargo, se considera que la mayoría de los puestos ocupados por mujeres proceden del sector no cualificado y, en lo que respecta a los niveles superiores, sigue habiendo muchas menos mujeres en los puestos directivos de nivel medio y superior en general.

A las mujeres empresarias brasileñas les resulta mucho más difícil entrar en el mercado laboral que en muchos otros lugares del mundo. Probablemente por eso solo ocupan el puesto 95 en el Informe sobre la Brecha Global de Género del Foro Económico Mundial.

Pero, ¿por qué?

En Europa y EE.UU., las mujeres se incorporaron al mercado laboral durante las grandes guerras mundiales, y mientras los hombres luchaban, las mujeres ocupaban sus puestos en fábricas y oficinas. Dado que Brasil apenas participó en estas guerras, no se produjo ningún cambio significativo en la proporción de mano de obra masculina y femenina durante este periodo.

La industrialización de Brasil se centró inicialmente en los estados de Sao Paulo y Río de Janeiro. Tanto las mujeres como los niños eran considerados "mano de obra barata", y así fue como comenzó su integración en la mano de obra, principalmente en las industrias de tejido e hilado. Sin embargo, con los cambios posteriores a la industrialización de Brasil, las mujeres se vieron obligadas a abandonar sus puestos de trabajo para que éstos pudieran ser cedidos a los hombres. La sociedad también ha desempeñado un papel importante a la hora de decir a las mujeres que tenían que estar en casa, criando a sus hijos y atendiendo a sus necesidades, en lugar de trabajar.

Brecha salarial entre hombres y mujeres

Todavía existen diferencias de desequilibrio entre hombres y mujeres tanto en la sociedad como en el propio mundo empresarial. Las mujeres suelen ganar un 30% menos que los hombres que desempeñan el mismo trabajo, y esto es algo que no parece que vaya a cambiar pronto. Debido a lo que sólo puede describirse como una cultura de permisividad, uno de los principales obstáculos a la progresión en las empresas es la discriminación en el lugar de trabajo.

El papel de la mujer brasileña en la crianza de los hijos

Todavía subyace la exigencia de que las mujeres se queden en casa con sus hijos. Por esta razón, la gran mayoría de las escasas mujeres mayores que trabajan en Brasil no tienen hijos o tienen una edad en la que ya han superado la edad fértil.

Con todo esto en mente, hay muchas mujeres en Brasil que luchan con tenacidad y tacto para abrirse camino en la escala empresarial. Esta lucha por el empoderamiento femenino, unida a un mayor nivel académico, significa que algunos empleadores pueden contratar a mujeres con un talento increíble, trabajadoras y motivadas. Esto, en todo caso, debería verse como una oportunidad para las empresas internacionales que quieran hacer negocios en Brasil.

Aunque existen leyes que impiden la discriminación de género en la retribución y la promoción profesional, la realidad a la que se enfrentan las mujeres empresarias en Brasil es muy distinta. Aunque se han asumido compromisos públicos para reducir la desigualdad en el lugar de trabajo, actualmente no existen sistemas que obliguen a los empresarios a revelar datos salariales. Las empresas tienen la opción de acogerse a programas en favor de la igualdad, pero muy pocas lo hacen.

De todos los países de América Latina, Brasil sigue siendo uno de los mercados más difíciles para las mujeres empresarias. Para quien contrata a mujeres, se espera que la remuneración sea menor y que tengan que trabajar más para alcanzar el éxito.

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