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Actitudes culturales ante los contratos

Ayer impartí un programa de formación sobre sensibilización cultural con un grupo de socios de un bufete internacional. Paso mucho tiempo con abogados y siempre encuentro fascinantes e informativas sus ideas y experiencias sobre el trabajo transjurisdiccional. Las actitudes culturales ante los contratos es un tema que se plantea muy a menudo.

Un elemento clave de los programas de formación en sensibilización cultural que imparto es conseguir que los socios debatan sus propias experiencias y retos cuando trabajan en un entorno transfronterizo. No puedo decir que haya una uniformidad absoluta en cuanto a los retos planteados por los socios en todas las sesiones, ya que se plantean una gran variedad de cuestiones, pero un debate constante gira en torno a las diferentes actitudes globales ante los contratos.

Actitudes culturales ante los contratos

En Occidente parece existir la idea -tanto por parte de los abogados como de los clientes- de que un contrato es un acuerdo entre las partes que las obliga a realizar determinadas actividades en el futuro. El contrato se considera el punto final de la negociación. Sin embargo, los abogados internacionales experimentados reconocen que esta definición de contrato dista mucho de ser aplicable en todo el mundo.

Muchos países verían un contrato desde una perspectiva muy diferente. La mayoría de las culturas orientadas a las relaciones tienden a ver un contrato más como la declaración del mejor acuerdo en un momento determinado, pero que si las circunstancias cambiaran no sería razonable que personas razonables con buenas relaciones esperaran que nadie cumpliera los términos originales del contrato. El contrato no se ve tanto como un punto al final de la frase, sino como una letra mayúscula. Un contrato es un acuerdo para hacer negocios juntos y poco más.

Aquí radica la base de los principales conflictos contractuales mundiales. Empresarios de distintas partes del mundo celebran un contrato con opiniones psicológicas diferentes sobre cuáles son realmente las obligaciones de ese contrato.

Como digo, es fascinante oír a abogados experimentados hablar de este punto en los programas de formación sobre sensibilización cultural.