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¿Cómo debe ser un buen formador en sensibilización cultural?

Por Taylia

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Cuando las organizaciones se plantean impartir formación sobre sensibilización cultural a sus empleados, deben tener en cuenta dos elementos clave:

  1. Estructura y contenido del programa de formación en sensibilización cultural
  2. Las capacidades del formador

He abordado el tema del contenido de los cursos en algunos blogs anteriores, por lo que quería centrarme más en este artículo en las capacidades de los formadores. Llevo veinte años dirigiendo programas de formación en sensibilización cultural en todo el mundo para grandes empresas y, durante ese tiempo, me he encontrado con un gran número de formadores en sensibilización cultural que han variado enormemente en cuanto a enfoque e idoneidad.

Según mi experiencia, los grandes formadores en sensibilización cultural comparten las cuatro características siguientes:

  • Experiencia de vivir y trabajar en varios países: A menos que se haya vivido y trabajado en distintos países durante un número considerable de años, es difícil hablar con autoridad sobre el impacto de las diferencias culturales en las actividades comerciales transfronterizas. El formador debe haber vivido la experiencia, de lo contrario el programa de formación en sensibilización cultural carecerá de autenticidad.
  • Importantes responsabilidades comerciales: Trabajo con altos directivos de grandes empresas y, por tanto, necesito poder demostrar que tengo una gran perspicacia comercial. Todo buen curso de formación en sensibilización cultural debe centrarse en la intersección entre las diferencias culturales y el éxito comercial. Si el formador no entiende de negocios, no podrá demostrar dónde están estas intersecciones. Este tipo de formación puede ser vagamente interesante, pero no aportará valor comercial al cliente.
  • Experiencia de liderazgo: Todo buen formador en sensibilización cultural debe tener experiencia personal en la dirección de empleados de otras culturas. Tiene que haber tenido que flexibilizar personalmente su estilo de liderazgo para sacar lo mejor de compañeros que piensan y actúan de forma diferente a la suya. Lo ideal es que haya dirigido a personas en su propio país y en un entorno virtual global.
  • Grandes dotes de presentación: Aunque alguien reúna todos los atributos antes mencionados, debe ser capaz de atraer y entusiasmar a una sala de delegados (a veces) cínicos. Para ello es fundamental contar historias. Limitarse a regurgitar viejas teorías culturales no animará a los delegados ni les ayudará a ver la aplicación práctica de los conocimientos recién adquiridos a los problemas empresariales cotidianos.

Si puede encontrar todos estos atributos en el formador que ha elegido para impartir sus programas de sensibilización cultural, probablemente esté en el buen camino. Si falta alguno de ellos, es probable que la formación tenga mucho menos impacto.

Si desea hablar de sus necesidades de formación en sensibilización cultural, póngase en contacto con nosotros.

Sobre el autor

buen formador en sensibilización cultural